Pronunciamiento por el Día del Migrante

En el mundo existen 244 millones migrantes, algunos en busca de mejores condiciones sociales y económicas, otros forzados por la violencia, la pobreza o el colapso de las instituciones en sus países.  Mientras más seres humanos son obligados a dejar sus casas, familias y sus proyectos de vida para defender su integridad y supervivencia, nuevos gobiernos alrededor del mundo han ganado elecciones sobre la base de un discurso xenófobo, securitista que mira a la población que requiere protección internacional, con sospecha y segregación. La situación actual demanda de respuestas efectivas y soluciones duraderas con los derechos humanos como condición innegociable.

En el caso de América Latina y el Caribe durante 2018, los movimientos migratorios han adquirido cada vez mayor complejidad: aparte de la influencia de Canadá y Estados Unidos, debido a la proximidad geográfica y la fuerza económica de esos países,  subsisten flujos internos derivados del conflicto armado y violencia registrados en Colombia, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Honduras; y se presenta el panorama, marcado por el éxodo de población venezolana forzada por la crisis humanitaria y el colapso institucional del país.

En la actualidad, casi la mitad de los 9.9 millones de migrantes forzados en América son mujeres, escapando de conflictos y violencia o buscando sustento saliendo de sus comunidades afectadas por desastres. Las condiciones de vulnerabilidad que sufren durante el trayecto migratorio y en los lugares de destino exacerban su exposición a agresiones y violencia. Además, el status migratorio de una mujer es un determinante de sus condiciones de vida, tránsito y destino; pues enfrentan graves desafíos en la integración. Las mujeres son particularmente vulnerables cuando su status migratorio limita el acceso a servicios de salud y protección.

Durante décadas el debate político en los países receptores se ha centrado en el impacto que los flujos migratorios tienen en los servicios sociales y en el acceso al mercado laboral, en un contexto marcado por el desempleo y la falta de oportunidades laborales dignas para el conjunto de la población. Cuando la única opción de supervivencia es la migración, generalmente hombres y mujeres se ven obligados a aceptar condiciones de explotación laboral o un mercado de trabajo segregado.

Este 18 de diciembre, en conmemoración del Día de las y los Migrantes, CARE reafirma  su compromiso por continuar brindando asistencia humanitaria con enfoque diferenciado de acuerdo con los requerimientos especiales de niñas y mujeres; por asegurar que  los Estados velen por los derechos humanos de todas las personas en sus territorios, especialmente de aquellas que están en necesidad de protección, y en cumplimiento de los compromisos asumidos en acuerdos internacionales; especialmente por cambiar la visión que ha ganado espacio en el mundo, para transformar el cierre de las fronteras en sociedades de acogida, diversas y solidarias.

 

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