En el empoderamiento de Evelyn, la vida cobró más valor.

Evelyn Quinche de 18 años de edad, vive en el Cantón Cayambe junto a su madre Blanca Lechón y su padre Jaime Quinche. Evelyn es la primera hija, luego viene Judith Quinche tiene 11 años y Heidi tiene 8 años. Evelyn es una joven de estatura mediana, mide 1,55cms tiene pelo negro, ojos grandes y una mirada transparente y tierna, una sonrisa sincera. Acabó recientemente el 6to curso del Colegio y estudió ciencias sociales

Evelyn nos cuenta: Cuando yo era pequeña, tenía dificultad en comunicarme con mi madre y con mi hermana, ella era un poco rebelde y me pegaba. Hasta los siete años fui la única hija en mi casa, me vestía como niño, solía pasear en bicicleta hasta bien tarde y mis papás me castigaban porque no hacía deberes, luego fui creciendo y fui cambiando.

Mi mami fue cambiando, a medida que yo iba creciendo, conversaba más conmigo, yo confiaba mucho en mi tía, a ella le avisaba todo, a mi mami no. Desde pequeña tuve desconfianza de los hombres, tuve una experiencia desagradable a mi tierna edad, pero a medida que fui creciendo supe defenderme. En una fiesta un joven intentó ponerme droga en un jugo, pero no tomé la bebida y evité tener problemas. Cuando tuve 16 años, tuve un novio y le conté a mi mamá, y ahí comenzó a cambiar nuestra relación.

En ese entonces, me invitaron a ser parte del los talleres de CARE y también del Consejo de la Niñez y Adolescencia, al inicio ayudaba a pasar los lápices en los talleres, ayudaba a los facilitadores, pero tenía recelo de hablar, tenía miedo a decir algo mal, era un poco tímida en las charlas pero luego me fui desenvolviendo y empecé a soltarme; a expresarme a dar mi opinión. Comencé a tomar confianza en mí misma, a sentirme más fuerte.

Al poco tiempo de estar en este grupo, comencé a dar talleres a los niños chiquitos, nos capacitaron en derechos y responsabilidades, violencia de género, prevención y sexualidad, primeros auxilios, rescate de cultura, derechos violencia, trabajo infantil.

Yo di un testimonio que no tengo ninguna razón para decir que soy infeliz, ni siquiera cuando fui muy tímida, ni cuando me castigaron mis papás. Siento mucho por algunos chicos a los que sus papás les niegan expresarse, pensar y escoger la carrera de estudio.

Ahora tengo 18 años soy Presidenta del movimiento de jóvenes de Cayambe, y trabajamos por por los derechos, apoyamos a diferentes iniciativas con el apoyo de algunas ONGs. Nos hemos fortalecido, estamos trabajando en la inclusión de las niñas en todos los espacios como parte de sus derechos. Por esta razón he tenido la oportunidad de ir a la Asamblea Nacional a un desayuno con los Asambleístas y me siento muy felíz que aprobamos una ley en defensa de las niñas.

Ahora miro atrás y veo que todo lo que aprendí me ayudó a confiar en mí misma y no tener miedo, a tomar buenas decisiones. He pasado por dificultades fuertes con algunas personas, pero he sacado mi fuerza interior para decir NO, no tengo miedo a enfrentarlos y sé lo que es bueno y malo, cuido mi cuerpo y mi vida. Yo no me subo a cualquier taxi, prefiero ir caminando, es mejor no confiar en personas desconocidas.

Todo depende de uno mismo, hay que gritar contra la injusticia, contra la maldad, no juzgar a las personas, alertar los peligros y decir cuidado, el abuso no se puede dar, la vida aunque tiene peligros hay que afrontarlos y decir no a lo que este mal y aprender a defenderse, no porque somos mujeres los hombres pueden hacer lo que quieran con nosotros, habrán algunas chicas que se queden quietas ante los abusos, pero otras no. El estar aquí, es un pedacito de vida, hacer algo bien es una gran felicidad.,

Por ahora estoy estudiando diseño grafico, pero en mis planes está entrar a la universidad, y seguir trabajando con los jóvenes y las comunidades, es bonito compartir con personas que son más amables en lo rural que en la ciudad. Me gusta dar amor y cariño a un niño que necesita en una familia.

En nosotros está el cambio y en nosotros está la fortaleza, me siento más liberada, más capaz, tengo más fortaleza. A futuro me veo como una persona que ayuda a otra, me veo como una persona amable, respetuosa colaboradora, fuerte más de lo que soy ahora, los problemas no solo habían antes, los problemas vienen con el caminar de la vida, van a venir más problemas para enseñarme a ser una persona mejor, y me siento preparada para esos retos importantes.

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